jueves, 17 de junio de 2010

El climategate (II)

Con ser grave e incluso posiblemente delictivo todo lo publicado en el post anterior sobre el climategate, no pasarían de ser disputas entre científicos. Lo realmente grave para la ciencia y para el futuro de mucha gente, sobre todo en el tercer mundo, que se ve perjudicada por políticas basadas en predicciones erróneas, es la manipulación descarada y fraudulenta de los datos que sugieren los siguientes correos:

Michael Mann:
“Acabo de completar el truco de Mick de Nature añadiendo en las temperaturas reales de cada serie para los últimos 20 años (es decir, a partir de 1981) las de 1961 para que Keith pueda ocultar la bajada de temperaturas.”

En este correo, Mann se refiere a la argucia que emplearon para ocultar el que los datos de temperatura sacados del estudio de anillos de árboles de Keith Briffa (el Keith del correo) bajaran a partir de 1961. Ellos lo que hicieron fue suprimir los datos de anillos de árboles posteriores a 1961, sustituyéndolos por datos termométricos a partir de ese año. Estos datos sí mostraban una tendencia creciente debido al efecto isla de calor urbano y al hecho de que estaban seleccionando las poblaciones mayores, que eran las que más crecían, suprimiendo además las que tenían registros completos y prefiriendo las que presentaban huecos y fallos en el registro, que ellos completaban a su manera, como han denunciado investigadores de varios países (Rusia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia)
En otros correos se destapa la manipulación directa de los datos para que concuerden con sus teorías, como en este de Tom Wigley 27-9-09:

“Así que, si se pudiera reducir el eco del océano en, por ejemplo, 0,15 ºC, sería importante para la media mundial – pero todavía tendría que explicar el eco de la masa terrestre. He elegido deliberadamente 0,15 aquí. Esto deja todavía un eco del océano y creo que hay que tener algún eco del océano para explicar el eco del terreno (ya sea a través de forzamiento común, del océano hacia la tierra, o viceversa o todos ellos).”

Nuevamente Tom Wigley el 6-11-09:
“Probablemente es necesario decir más sobre esto. El calentamiento de la masa terrestre del planeta desde 1980 ha sido el doble que el calentamiento de los océanos – y los escépticos pueden afirmar que esto demuestra que el efecto del ambiente urbano es real e importante.”

En este caso, Michael Mann el 27-10-09 escribe:
“Quizá debamos hacer una simple actualización de Yamal, por ejemplo, vinculando la nueva página de Keith con la de Gavin. Sobre las dudas sobre la robustez, en particular, la inclusión de la serie de Yamal, ya hicimos hincapié (incluyendo la prueba de sensibilidad de Osborn y Briffa ‘06) en nuestro post original. Como todos sabemos, no se trata de decir la verdad, sino de negar las acusaciones de forma plausible.”

En otro correo se lee:
“Realmente me gustaría ser más positivo sobre el material de Kirguizistán pero te juro que me saqué de la manga todos los trucos que tengo tratando de extraer algo de eso (…) No creo que sea productivo tratar de falsear las estadísticas más de lo que ya he hecho…”

Es impactante darse cuenta de los esfuerzos que realizan los técnicos de menor nivel para intentar cuadrar los datos retocados y vueltos a retocar de los registros. En el siguiente correo, un tal Harry, harto de intentar trabajar con datos claramente manipulados declara:

“…Todos los parámetros presentan un historia de intervenciones manuales o semniautomáticas tal, que me es imposible regresar a las versiones primigenias para poder lanzar el programa de update. Aarrgghhh.”

En otros casos, se detectan actitudes acientíficas: si los datos no concuerdan con las teorías, ¡lo que está equivocado son los datos!, como se ve en el correo de Kevin Tremberth en octubre 2009:

“El hecho es que no podemos explicar la falta de calentamiento en estos momentos y no podemos permitirnos travestirlo. Los datos de CERES publicados en el suplemento de BAMS 09 de agosto de 2008 muestran que debe haber aún más calentamiento: pero los datos están, sin duda, equivocados. Nuestro sistema de observación es inadecuado.”

A la vista de esta pequeña muestra, se puede decir que el "climategate" marcó un antes y un después en el asunto del calentamiento global, fue un toque de atención a los apesebrados científicos climáticos oficialistas y quizá represente un punto de inflexión también para la opinión pública en este tema.

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