martes, 31 de julio de 2012

Deshielo en Groenlandia, la última falsa alarma

Estos últimos y calurosos días dos noticias han venido a animar un poco el cada vez más mediáticamente apagado debate sobre el cambio climático: el deshielo de Groenlandia y la medición de las temperaturas en Estados Unidos. Por un lado, se ha hablado, y mucho, del supuesto “deshielo de Groenlandia” Una buena y extensa explicación en español de lo que realmente pasó allí, lo tenemos en Mitos y Fraudes (ver aquí). Resumiendo mucho, se puede decir que una ola de calor puntual, excepcionalmente fuerte, afectó Groenlandia a mediados de Julio, produciendo, supuestamente, un deshielo de la capa más superficial de nieve depositada sobre la capa de hielo que cubre esta isla. El fenómeno no es la primera vez que se produce, como así lo atestiguaron los investigadores que dieron parte de él. En realidad es un fenómeno cíclico que ocurre cada 150 años y que hace unos 150 años que se produjo por última vez, así que ha acudido formal a su cita. Tampoco es un acontecimiento que podamos denominar como catastrófico o preocupante desde el punto de vista medioambiental, puesto que el aumento de temperaturas que lo produjo duró solo unas pocas horas, no más de dos o tres, durante las que el termómetro rebasó el punto de congelación uno o dos grados, volviendo luego las temperaturas a su acostumbrado nivel bajo cero. Ni siquiera el día que se produjo tuvo una temperatura media positiva si se computan todas las 24 horas como debe de ser. Por tanto, se supone que el agua descongelada volvió a congelarse casi enseguida, y digo se supone porque nadie ha estado allí para medirla, todo son especulaciones basadas en las mediciones de la temperatura por satélite. Por supuesto, nadie ha notado ninguna alteración en el ecosistema groenlandés o de los mares que la circundan. Es decir, el supuesto deshielo de esos milímetros o algún centímetro de nieve superficial sobre una capa que tiene más de dos kilómetros de hielo en algunos puntos, es un suceso curioso y raro, pero no preocupante ni único. Lo que sí es preocupante, pero no único, es el alarmismo gratuito que hicieron con él los medios de comunicación, que no desaprovecharon la ocasión para meter miedo con él a la población y apostar de paso, como quien no quiere la cosa, por las energías renovables y otros carísimos dispendios, como los coches eléctricos, que nos quieren vender los pijoprogres un día sí y otro también, a pesar de la crisis que tenemos encima. El otro acontecimiento, la medición de temperaturas en Estados Unidos, a pesar de ser mucho más importante, ha pasado desapercibido en los medios de “desinformación” masiva, ya que destapa un escándalo mayúsculo: la manipulación que agencias federales de Estados Unidos realizan con los “ajustes” de temperaturas que miden los termómetros de las garitas meteorológicas de su país (ver aquí en WUWT). Resumiendo, se puede decir que agencias a priori tan serias y prestigiosas como la estadounidense NOAA (en español: Administración Nacional Atmosférica y Oceánica) han aumentado los registros de temperatura observados mediante un método estadístico que ajustaba sistemáticamente al alza los valores de temperaturas. El caso ha sido destapado por una investigación muy rigurosa que ha realizado, con ayuda de miles de voluntarios, Anthony Watts, el meteorólogo creador de WUWT, la página web más importante y visitada en el tema del cambio climático.

martes, 3 de julio de 2012

La energía solar también provoca desastres medioambientales

Sabíamos que la energía eólica puede provocar, y de hecho provoca, muchos daños mediambientales: muerte por choque con las aspas de aves protegidas, incendios forestales al prenderse fuego las turbinas por caída de rayos o recalentamiento de la maquinaria, etc. Desastres que se añaden a los accidentes laborales por caídas de operarios desde más de 60 metros de altura, o accidentes de tráfico al acceder a los altos en que se ubican los aerogeneradores por carreteras de montaña, no siempre en buen estado. Sin embargo, la energía solar parecía que, aparte de su enorme precio y de los problemas que se generan en su fabricación, en donde se necesitan elementos químicos raros, no tenía demasiadas pegas medioambientales. Pero llegó el verano de 2012 y, como si de una premonición del calendario maya se tratase, se produce el mayor incendio de los últimos 30 años en el este de España. Y ¿cuál es la causa? La instalación de unas placas de energía solar. En un acto de imprudencia manifiesta, y pese a las prohibiciones en vigor de no realizar trabajos que impliquen fuego en zonas forestales durante las olas de calor, como la que hemos sufrido en toda la Península Ibérica estos últimos días, unos operarios se afanaron en soldar placas solares en una caseta de una zona forestal (ver aquí) . Las chispas del soldador originaron la tragedia que ya ha devastado casi 30.000 hectáreas y se ha cobrado una vida, la de un piloto de helicóptero que participaba en las labores de extinción. La pregunta que me surge es: ¿se podría haber evitado? La respuesta que daría un político, muy posiblemente, sería: Sí, con leyes más restrictivas y más prohibiciones. La respuesta de un intelectual progre o de un ecologista, muy posiblemente, sería: Sí, con más educación medioambiental en las escuelas. La respuesta de los economistas quizás sería: sí, no, quizás, a medias… dependiendo de qué escuela económica sea. Mi respuesta sería: Desde luego, no simplemente promulgando leyes y prohibiciones, que no han servido para nada como acabamos de comprobar. Quizás se paliaría algo el problema con más educación medioambiental, aunque dudo que fuera mucho, puesto que no todo el mundo aprueba los exámenes y menos gente aún interioriza, realmente, lo que aprende en las escuelas (la mayoría lo aprenden para el examen e inmediatamente lo olvidan). En definitiva, a mi entender, este tipo de tragedias, tal y como están las cosas, son prácticamente inevitables por las siguientes razones: En primer lugar, al estar distribuida la energía solar en muchos lugares, algunos de difícil acceso, supervisar todas y cada una de las instalaciones es prácticamente imposible, así que hay que confiar en la competencia de la gente. Como no todo el mundo es competente, y aunque así fuera, hasta el más listo comete errores de vez en cuando, los accidentes son inevitables. En segundo lugar, nuestros bosques se han convertido en polvorines (ver aquí)desde que no se recoge leña para cocinar. Por otro lado, tampoco se fomenta la ganadería de cabras y ovejas, que podría limpiar las zonas forestales, ni la presencia de especies salvajes, como ciervos y cabras montesas, que podrían hacer el mismo papel. En tercer lugar, el problema se agrava más por la presencia de urbanizaciones rodeadas de masa boscosa, en el caso que nos ocupa, de bosques de pinos, una especie vegetal caracterizada por la presencia de resina, que la hace especialmente vulnerable al fuego. Se nos ha dicho que las energías renovables son limpias, seguras y sin problemas, que las energías fósiles generan terribles accidentes, como mareas negras y demás, pero no se nos cuenta de la misma forma las desventajas que tienen estas energías renovables, aparentemente (sólo aparentemente) amigables con el medio ambiente. En definitiva, como todas las tecnologías que el ser humano utiliza.