jueves, 8 de diciembre de 2011

Las cumbres climáticas: ¿científicas o políticas?


Es curioso cómo se trata el tema de las cumbres climáticas en los medios de comunicación españoles: mientras unos periódicos ponen la noticia en la sección “sociedad” como El País o el ABC, otros la incluyen en la sección “ciencia” como El Mundo y Público.
Las cumbres del clima empezaron siendo unas reuniones de unas 2.000 personas a mediados de los ’90 para pasar a ser megaconferencias con más de 20.000 representantes pertenecientes a 195 países. Pero no están solo los países: a estas reuniones van también representantes de las ONGs ambientalistas, o lo que es lo mismo, van grupos de presión, lobbys internacionales que, como todos los grupos de presión, apoyan sus intereses particulares.
Al decir del anterior responsable máximo de estas megacumbres, el holandés Yvo De Boer (ver aquí) “el cambio climático está tan relacionado con los intereses económicos que la negociación necesita empuje al máximo nivel” Y es por eso que convocaron hace dos años, en la cumbre climática de Coopenhague, a los presidentes de los países más poderosos del mundo. Lógicamente, cuando son los políticos los que negocian, se habla mucho de política y economía y poco (por no decir nada) de ciencia.
En la cumbre del año pasado en Cancun (México), unos estudiantes americanos pasaron un cuestionario de recogida de firmas a los asistentes para prohibir una pretendida sustancia letal: el “monóxido de dihidrógeno”. Según este cuestionario, la sustancia era mortal por inhalación, el componente principal de la lluvia ácida, su exceso producía miles de muertos al año etc. etc. Por supuesto, la inmensa mayoría de delegados firmaron la petición, sin percatarse de que estaban firmando que se prohibiera el agua (H2O, es decir, químicamente monóxido de dihidrógeno) lo cual demuestra que los delegados que van a esas cumbres no son precisamente científicos sino más bien políticos y funcionarios o empleados públicos, puestos a dedo en la mayoría de ocasiones, y que poco tienen que ver con la ciencia.

Entonces, ¿por qué algunos periódicos siguen incluyendo estos encuentros en la sección de ciencia?
En mi opinión la razón fundamental es que se está utilizando la ciencia para hacer descaradamente política.

Desgraciadamente, los acuerdos que se toman en esas cumbres, nos afectan a todos, ya que los esfuerzos económicos que implican son milmillonarios, perfectamente capaces de llevar a un país a la ruina si se hiciese caso de las pretensiones de algunos.
Por ejemplo, solo el coste de los derechos de emisión de CO2 en España, derivados del tratado de Kyoto será, según fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, de 500 millones de euros a pagar por el sufrido contribuyente antes de 2014, siempre que no suba en el mercado el coste de la tonelada de CO2, que ahora está bajo mínimos, si esto sucede podría incluso doblarse.
Por otro lado, algunas empresas industriales se lucran vendiendo derechos de emisión de CO2 que les sobran debido al parón económico (ver aquí).
Y no hablemos ya del dispendio de las energías alternativas, que seguimos subvencionando con dinero público en plena crisis económica, lo que encarece el recibo de la luz (ya se habla de una nueva subida del 25% el año que viene) y hace perder competitividad a nuestras empresas. Mientras, nuestros principales competidores mundiales, al no estar sujetos a restricciones por no haber firmado el tratado de Kyoto (como Estados Unidos) o porque el mismo tratado los dejaba al margen (como Brasil, India y China), siguen produciendo bienes y servicios a precios baratos y emitiendo CO2 sin apenas restricciones.

De hecho, según la comisaria europea de Cambio Climático, Connie Hedegaard (ver aquí), los países que están dispuestos a firmar un nuevo tratado (el acuerdo de Kyoto termina el 2012) representan solo el 15% de las emisiones mundiales, ya que incluso se están descolgando países que lo firmaron anteriormente, como Canadá y el propio Japón.

Por último, hay que decir que estas conferencias son dudosamente democráticas, desde el momento en que están presentes las ONGs ambientalistas (en realidad multinacionales, muchas de ellas controladas por empresas petroleras) pero no otros grupos de presión, defensores de colectivos que se podrían ver también afectados: organizaciones de consumidores, sindicatos, empresarios, industrias no energéticas (que se ven afectadas por la subida de la energía) y, sí, también científicos no afectos al régimen , que los hay, y cada vez más, científicos que se ven sistemáticamente boicoteados, en sus publicaciones y aspiraciones de promoción profesional, por el lobby calentólogo y sus beneficiarios, que viven de la mamandurria del cambio climático, y que ven peligrar sus privilegios cuando se habla de ciencia de verdad.

2 comentarios:

  1. Gracias Onio. Hace unos días, subí algo en mi blog bajo el título de " Porqué es tan importante desmitificar el "cambio climático". Me alivia compartir temores. Lo curioso es que me doy cuenta que todo del "stablishment" intelectual se queda mudo.(perplejidad,mía,claro)
    Un saludo. Josetxo.

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  2. Aquí en España los intelectuales no suelen entrar en polémicas sobre temas científicos, a mi entender erróneamente, pues nos jugamos mucho en ellos y la gente debería tener más puntos de vista aparte de los oficiales

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