Los desastres naturales existen desde que el mundo es mundo, así que no es extraño que les tengamos tanto temor, y es probable que, si se estudia el asunto, se encuentre alguna característica sicológica profunda, inscrita de alguna forma en nuestro acervo genético, que nos provoque un miedo congénito a muchos de ellos.
Resulta que, en el caso del agua, las inundaciones son las que causan más daños, un 50% del total, muy por delante de los daños por sequías, epidemias relacionadas con el agua (como el cólera), desprendimientos, etc. (ver imagen abajo), así que son unas excelentes candidatas a provocar estos temores atávicos.
Cuando, como ha sucedido recientemente en Australia y Brasil, las inundaciones causan un número elevado de víctimas, los alarmistas de siempre se frotan las manos y tardan poco en salir por los medios de comunicación a echarle la culpa de todo al “calentamiento global” causado, según ellos, por las emisiones de CO2 de nuestros coches e industrias.
Según el discurso oficial, el calentamiento está provocando un aumento de estos desastres, que se agravará aún más en el futuro inmediato ¿Es cierta esta afirmación?
Si se ha producido un aumento de daños producidos por inundaciones, esto puede deberse:
- Al aumento del riesgo (más lluvias torrenciales)
- Al aumento de la exposición (más gente viviendo en o cerca de los cauces)
- Al aumento de la vulnerabilidad (empobrecimiento de la población, con la consiguiente mala calidad de edificaciones, incapacidad organizativa para hacer frente a los daños, etc.)
-O a una combinación de estos tres factores.
Para saber qué factores influyen y en qué medida lo hacen, hay que dejarse de propaganda demagógica y hacer estudios científicos serios.
En España se han hecho algunos estudios sobre inundaciones, como el de Llasat et al. (2004) en Cataluña, quienes declaran en su trabajo:
“El análisis de la evolución temporal de las inundaciones registradas en Cataluña en los últimos 6 siglos no muestra tendencia alguna por lo que se refiere a inundaciones catastróficas pero sí aparece un cierto incremento en inundaciones extraordinarias, atribuible más que a la precipitación, a la mayor ocupación de las rieras”.
Este trabajo es extraordinario, por la profundidad y amplitud temporal del estudio, pero, ¿qué pasa con las últimas tendencias?
Si yo fuese alarmista, no hablaría de los estudios amplios y bien documentados como este, lo que haría es presentar el gráfico de abajo (u otro similar), referido a España y sacado de un informe para el consorcio de compensación de seguros:
En este gráfico parece que, efectivamente, el número de inundaciones ha crecido últimamente.
Si lo analizamos, en primer lugar vemos que el periodo que muestra es muy breve, característica frecuente en los gráficos alarmistas, pero, aparte de eso, no vemos nada más. Sin embargo, si el estudio es, como debe hacerse, en profundidad, deberíamos investigar otros factores, como comparar el número de episodios de inundaciones con el número de episodios de lluvia intensa, dado que las inundaciones no solo dependen de si llueve mucho o no (el riesgo), también dependen de la exposición, es decir, del número de edificios y otras construcciones en zonas inundables. Si lo hacemos así, como lo hacen Llasat et al.en su trabajo, aparece lo siguiente:
En este gráfico, vemos que el número de inundaciones crece con el tiempo, pero el número de episodios de lluvia intensa no lo hace.
Es decir, en realidad lo que ha crecido es la exposición a las inundaciones de la población y sus bienes.
Como en Cataluña, en muchas regiones del mundo los daños han aumentado a lo largo del siglo XX, lo que seguramente puede atribuirse a una mayor exposición al construir en o cerca de cauces de ríos y torrentes.
No seré yo quien critique a estas personas. Mucha gente (y también muchos otros seres vivos), no tienen más remedio que vivir al borde del caos.
Lo que sí me parece criticable es la manipulación mediática de las catástrofes por parte de grupos internacionales de presión que utilizan el miedo a los desastres naturales, como las inundaciones, para manejar a su antojo a la gente poco informada.
Referencias:
Llasat, M.C., M. Barnolas, M. Ceperuelo, M. Llasat y M.A. Prat, 2004. Algunos aspectos del impacto social de las inundaciones en Cataluña. Revista del Aficionado a la Meteorología [en línea]. Abril 2004, núm. 20. [Consulta 2 agosto 2004]. Disponible en:
http://www.meteored.com/ram/numero20/inundaciones.asp.
Climate Justice for Thee But Not for Me
Hace 3 horas
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