Leo en La Razón un artículo dedicado a los desastres naturales acaecidos en 2010.
Entre otras lindezas afirma:
(…casi 260.000 personas habían muerto en desastres naturales, mientras que en el 2009 la mortandad por estos fenómenos fue de 15.000 personas, según datos de la agencia de seguros Swiss Re recogidos por la BBC. 17 veces más) (enlace aquí)
Como siempre, la explicación oficial que se da como más probable, es la del cambio climático producido por el malvado ser humano.
Estas informaciones, obtenidas a través de las agencias de seguros, se basan en cuantificar daños a personas y bienes. Podríamos preguntarnos entonces si efectivamente se corresponden con un aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos naturales catastróficos o si, en cambio, se corresponden con la incidencia aleatoria de algunos de estos fenómenos allá donde la vulnerabilidad es más alta.
La vulnerabilidad está relacionada no tanto con la magnitud de un determinado evento extremo, sino con la capacidad de las sociedades humanas a las que afecta de hacerle frente: en primer lugar con políticas de prevención, como la construcción de edificios a prueba de terremotos, encauzamiento y desvío de ríos y barrancos etc. y, en segundo lugar, con políticas de mitigación y reparación del daño: adecuada instrucción a la población en riesgo o creación de redes de aviso temprano y de asistencia en caso de desastre, como los servicios de protección civil por ejemplo.
La vulnerabilidad es, lógicamente, más alta en países subdesarrollados, así que cuando por casualidad la catástrofe ocurre en esos países, los daños, sobre todo personales, son mayores. En 2010 ocurrieron dos terremotos de gran magnitud en áreas pobladas: el de Haití y el de Chile. En el primero, pese a ser de mucha menor intensidad, se produjeron cientos de miles de víctimas (entre 100.000 y 300.000 según diversas fuentes), sin embargo en el de Chile, mucho más intenso, solo se produjeron 521 muertos.
Si ahora nos fijamos en las informaciones sobre los desastres del 2010 vemos que, si no contamos el terremoto de Haití, los muertos en otros sucesos catastróficos en el resto del mundo solo suman 11.723, cifra menor que los 15.000 fallecidos en 2009 por las mismas causas.
Los artículos alarmistas, plagados de errores y exageraciones, (por ejemplo, cifran en 260.000 los muertos totales en todo el mundo para, unos párrafos más abajo, afirmar que solo en Haití hubo 300.000 muertos) siempre existirán, son la esencia del periodismo sensacionalista. No deberíamos dejarnos engañar. Para lograrlo, yo propongo enfrentarnos a ellos con sano espíritu crítico: utilizar la calculadora y, sobre todo, muy importante, contrastar y comparar los datos.
La duda es un sagrado ungüento.
Por cierto, mientras unos se dedican a meternos miedo detallando todos los desastres naturales del 2010, otros ofrecen datos que no se dignan poner en los artículos alarmistas: después de declarar por activa y por pasiva que los incendios en Rusia de este verano se deben al calentamiento global, vemos que, en España, 2010 ha sido el año con menos incendios de la última década: enlace a El Mundo, Incendios en 2010.
¿Será porque son verdades incómodas?
Climate Justice for Thee But Not for Me
Hace 3 horas
A veces dan ganas de seguirles el juego ...
ResponderEliminarEn un año las muertes han aumentado x 17, por el calentamiento global. De 15.000 a 260.000. Sigamos ...
4.335.000 ... 73.695.000 ... 1.252.815.000 ... 21.297.855.000
Antes de cuatro años ya nos hemos muerto todos. No hay nada que hacer; descorcha el vino.