domingo, 1 de mayo de 2011

Incertidumbres, satélites y modelos climáticos


En la escuela nos hacen aprender datos y medidas: la Tierra tiene 6.378 km de radio, la Luna está a 384.400 km de la Tierra, el Everest tiene 8.848 m de altura... Son cifras que parecen sólidas, firmes, matemáticamente exactas.

¿Son correctas? Quizás. Siempre y cuando no tengamos en cuenta los errores.

Porque en la escuela no nos hablan casi nunca de los errores, de las inexactitudes, de las dificultades que se tienen para realizar mediciones precisas. Y no digamos cuando estas magnitudes son estimaciones, medias estadísticas de fenómenos como la influencia de la irradiación solar, la de los gases de efecto invernadero o la de los aerosoles en el clima.
Las mediciones, en buena praxis científica, deben siempre ir acompañadas de márgenes de error, aunque sólo sea porque todo en este mundo es perfectible, y las mediciones no son una excepción, al contrario, dependen muchísimo no solo de quién las realice (con toda la carga subjetiva e ideológica que todos y cada uno llevamos dentro, algunos más que otros por supuesto) sino también de los instrumentos con los que se efectúan, que no siempre, mejor dicho, nunca son perfectos.
Así que no es de extrañar que, cuando se lee un artículo científico realmente serio, es decir, escrito en una revista científica para otros científicos igualmente serios, no se escatimen frases como: “conocemos aún muy poco de ... (la cuestión que sea)” o “para establecer resultados concluyentes (o más exactos) es necesaria una más profunda y extensa investigación”
Sin embargo, cuando nos encontramos con las reseñas de estos mismos artículos en la prensa o en documentales y programas de divulgación, la frase que aparece es: "los científicos afirman ... (tal o tal cosa)". Desaparece toda mención a las incertidumbres, posibles errores o cosas que aún ignoramos, apareciendo en su lugar afirmaciones tajantes, categóricas, excluyentes de cualquier discrepancia o posible crítica.
Por supuesto, no todos los periodistas son así. Y tampoco todos los asuntos son tratados igual. El asunto del clima, al ser uno de los más politizados, sin embargo, es de los peores en ese aspecto: abundan las descalificaciones salvajes a los críticos del pensamiento único calentólogo y las demonizaciones de otras teorías distintas a la oficial.
Por eso es tan raro ver un artículo (pinchar aquí) como el de Mishchenko et al. (2007) (al que llego siguiendo a Willis Eschenbach en WUWT, ver aquí) reconociendo que existen esas incertidumbres en asuntos climáticos:
Although the climate effects of solar variability and aerosols are believed to be nearly comparable to those of the greenhouse gases (GHGs; such as carbon dioxide and methane), they remain poorly quantified and may represent the largest uncertainty regarding climate change”.
(Aunque los efectos climáticos de la variabilidad solar y los aerosoles se cree que son casi comparables a los de los gases invernadero (tales como dióxido de carbono y metano), están mal cuantificados y pueden representar la incertidumbre más grande al considerar el cambio climático)

Y no solo existen, son muy grandes:

…the current uncertainties in the TSI and aerosol forcings are so large that they preclude meaningful climate model evaluation by comparison with observed global temperature change
Es decir, “las incertidumbres en TSI (irradiación solar total) y aerosoles son tan grandes que excluyen una evaluación significativa de los modelos climáticos por comparación con el cambio observado de temperatura global”
Y es que hay una única ocasión en que estas incertidumbres suelen salir a la luz pública: cuando se trata de conseguir y justificar fondos de dinero público para una nueva y carísima investigación, que dará fama y dinero a los científicos en cuestión. En 2007 Mishchenko et al. intentaban justificar, con ese artículo, la misión Glory, que consistía en poner en órbita un satélite de la NASA para medir la irradiación solar y los aerosoles.
Desgraciadamente, el satélite ha fallado y no ha podido entrar en órbita, así que seguiremos teniendo esas incertidumbres y los científicos oficiales excusa para decir que los modelos aún pueden resultar correctos, a pesar de que cada vez sus predicciones se alejan más y más de la realidad observada.

Eso sí, mientras tanto, la opinión pública permanece en la ignorancia y creyendo que los sabios científicos de la NASA lo saben todo sobre el cambio climático.

2 comentarios:

  1. Muy bien explicado. Las mayoría de las afirmaciones científicas no son ciertas o falsas de manera absoluta; dependen de la calidad y alcance del modelo y de la calidad de los datos usados para elaborarlo o confirmarlo. Pero la gente simple prefiere afirmaciones simples, las cuales siempre serán simplemente falsas. Algo semejante explico en mi artículo: http://unadecalyotratambien.blogspot.com/2011/01/nos-calentamos-nos-enfriamos-o.html

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  2. Totalmente de acuerdo. Muy bueno tu artículo

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