El planeta se está enfriando. La Niña no da tregua y sigue aplastando las previsiones de los alarmistas del calentamiento global. Mala noticia para los activistas. “Pero no hay de qué preocuparse- se dicen-: si no hay calentamiento, buscamos rápidamente otro peligro para volver a meterle a la gente el miedo en el cuerpo”.
Por ejemplo, la contaminación.
La “boina” parda de nuestras ciudades, a falta de otras noticias, ataca de nuevo. Como siempre que hay anticiclón, el aire no se mueve lo suficiente y se acumulan los contaminantes. Pero les ha durado poco, apenas dos semanas. El viento, una vez más, se ha llevado “la boina” y el sombrero.
Una vez pasado el episodio de contaminación atmosférica, se puede analizar con más calma la evolución a largo plazo de la contaminación. Voy al Ministerio español de Medio Ambiente y me encuentro con esto:
Son las estadísticas más recientes que tienen. Como se puede apreciar, excepto un ligero incremento en el amoniaco, los principales contaminantes atmosféricos han descendido en el periodo 1990-2008, en especial el temido dióxido de azufre, relacionado con la no menos temida lluvia ácida. Incluso el amoniaco (línea verde) ha descendido contando desde 2003.
En realidad, la contaminación del aire no es un fenómeno nuevo, Ni tampoco empieza con la revolución industrial. Se han encontrado señales de daños por contaminación en las fosas nasales de momias encontradas en regiones frías debido a que encendían hogueras para calentarse en sus viviendas. El valle de Los Ángeles, en California, era conocido por los indígenas como “el valle del humo”, porque, debido a sus especiales características topográficas, se acumulaba de siempre allí el humo de las hogueras que hacían sus primitivos habitantes. En las aldeas africanas actuales, existe también un problema de contaminación del aire dentro de las chozas por acumulación del humo que producen las hogueras para cocinar...
Ciertamente, el uso del carbón sin depurar aumentó mucho la contaminación de nuestras ciudades a principios de siglo XX (el famoso smog londinense). Pero eso ya pasó a la historia.
Ahora tenemos un aire mucho mejor y más puro, no sólo dentro de nuestras viviendas sino, como demuestran las estadísticas, incluso en nuestras ciudades del mundo occidental. Otra cosa es lo que pasa en China y otros países emergentes, que están recorriendo ahora el camino que nosotros recorrimos hace ya medio siglo.
Deberíamos alegrarnos de que la contaminación esté bajando.
Estadísticas ministerio medio ambiente para 2009 (las últimas que hay)
http://www.mapa.es/ministerio/pags/memoria2009/pdf/5-CAP-II-Atmósfera.pdf
sábado, 19 de febrero de 2011
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No sé yo si me fiaría mucho de esas estadísticas. Con Gallardón, llevándose los sensores de las zonas de tráfico a las zonas verdes, no parece como para hacer mucho caso de esos números.
ResponderEliminarSaludos.
Desde luego lo de Gallardón tiene mucho delito, pero supongo que nos podemos fiar algo más de las estadísticas al ser a nivel nacional. Si hicieran lo mismo con las estaciones meteorológicas y las trasladaran de las ciudades a los pueblos, se acabaría de un plumazo la mitad del calentamiento actual
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